Esta noche
me trajo un bebé
de mejillas ardientes,
y en las horas de madrugada
que pasamos hablando,
una amiga.
Se le afilan los pómulos
y, dentro de poco,
sólo quedará
de mi trocito de carne,
su mirada
y esa voz dulce
de niña sabia.
lunes, 2 de noviembre de 2009
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