martes, 2 de febrero de 2010

EL OFIDIO QUE HAY EN TÍ.

Nació de nuevo,
la serpiente.
Hibernaba.
No estaba muerta.
Fue como un recién nacido,
sólo que arrastraba todo su cuerpo
con una certeza exacta
y sabía cómo conseguir
el mordisco
antes de ser vista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario