sábado, 24 de octubre de 2009

ÉRANSE UNA VEZ TRES PIEDRAS

La cicatriz pica,
escuece.
Temo acercarme
demasiado a ella
y causarme otra herida,
así que para aguantar el picor,
cierro los ojos
e imagino
que vuelvo a meter
la mano en el horno.

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