Llevas unas gafas horribles,
tus ojos, sin embargo,
son los de siempre.
Pareces un hombre de campo
o de ciudad,
un señor mayor
perdido
una tarde de invierno
con tu chaqueta de lana
y tus coderas
como si nunca hubieras sido nada
de nadie,
sólo un hombre mayor
con quien podría cruzarme por la calle.
lunes, 26 de diciembre de 2011
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