Le dibujó una hiedra negra
que trepaba por el pulgar
hacia el antebrazo
girando.
Gritó en idioma extrajero
haciendo de las consonantes
un canto o un susurro
Se desnudó, mostrándole la nariz
la boca, sólo para que volviera a ella
cuando quisiera otro dibujo.
La pintora de la aguja
que no hace daño
la de quince años.
domingo, 18 de diciembre de 2011
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