Te sientas en el bordillo
con un helado en la mano,
ves pasar los coches
niños,
gente corriendo,
bicicletas.
Lo haces durar
pero sabes
que acabará derritiéndose
y que cuando eso pase
deberás cruzar a la acera de enfrente.
Yo te imagino tranquilo,
chuleándole a la muerte.
miércoles, 27 de enero de 2010
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