Hay un príncipe valiente al otro lado del muro.
Lucha por conseguir la mano de su amada, y para ello
se estampa
sin parar
contra el cristal que los separa.
Espadas,
Hachas,
Catapultas,
Lo que haga falta.
Consultó en el reino en busca de consejo.
El dragón le dijo que fundiera ese vidrio (y lo transformara en arena),
La gárgola que escribiera cartas de amor (para que las lágrimas de ella cayeran por fin en dirección contraria, y le dieran de beber)
Un murciélago le aconsejó que se sentara a los pies del muro y todas las noches le cantara una nana.
Y siguió las instrucciones
y el cristal se deshizo en un millón de motas de polvo suspendidas en la oscuridad
Solo un rayo de sol que entraba desde algún sitio rompió ese espacio inerte, el necesario para poder ver en qué punto de esa hermosa frente debía golpear con el martillo
y que no despertara nunca.
Y así poder amar a su princesa muerta por siempre.
Jamás.
jueves, 21 de diciembre de 2017
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario