No existen esos besos
por más que los nombres.
Esos que escribes
al final
de las letras.
Los rotos,
llenos de agujeros
hechos por las polillas
futuras
que se comerán
el amor
que no ha sido,
que sí ha sido,
sin ser,
que será,
porque es,
porque no se va,
por
que
por
qué
Por
Y se diluyen en un vaso con agua
que beberé
recordando a las mariposas
enamoradas de
la mermelada
que, pese a ello,
rompieron la ventana
e inundaron por la noche
la ciudad.
viernes, 7 de noviembre de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario